
VERDES DE PAPÁ
LOS FAROLES



En los tiempos cuando no tenía dedos u ojos, cabellos ni olfato sentí tu mirada papá.
Cuando se te dio la noticia de mi llegada dos faroles verdes vigilantes se posaron sobre mí.

Podría no haber estado creciendo en tu vientre, pero con tus faroles apuntándome día y noche tu presencia fue una constante desde el día cero.
Sentí el arrullo de tu mirada protectora, tu compañía en mi crecimiento semanal y tus cuidados en cada mimo que le llegaba a mamá.
Pasaron los días y las frutas y verduras con las que me comparaban pasaron de uvas a sandías.
La mirada de tus faroles se hizo insistente, la ansiedad de sentir tus mimos creció y como no había de otro resultado la fecha de mi llegada se adelantó.

Por fin estaba sintiendo la mirada cálida de tus faroles en persona; faroles que me prometían vigilancia en cada paso, guía en cada error y unos brazos firmes y cálidos para cuando necesitara sentir tu amor.
Gracias por encender tus faroles verdes para mí papá.
